AGUSTINA DE ARAGÓN, HEROÍNA DEL PUEBLO CONTRA EL INVASOR FRANCÉS.
Fue sin duda Agustina de Zaragoza una de las figuras más representativas de la resistencia del pueblo aragonés contra las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Su popularidad a partir del episodio del Portillo fue enorme, convirtiéndose en el gran símbolo hispano ante el ataque de las tropas napoleónicas, junto a otros muchos héroes de la mitología popular, considerados como los numantinos de los tiempos modernos al decir de Pérez Galdós: Aquellos paisanos medio desnudos, con alpargatas en los pies y un pañuelo arrollado en la cabeza… Agustina nació en Reus, falleciendo en Ceuta a donde se dirigió con el último de sus maridos. La historia nos documenta su llegada a Zaragoza, a los 22 años, en plena guerra contra los invasores.
Su nombre era realmente el de Agustina Raimunda María Saragossa Doménech, aunque a partir del momento de su heroico comportamiento durante el cerco de la ciudad de su mismo apellido, se le conoció como Agustina de Aragón y también como «La Artillera». Como casi siempre ocurre, también en este caso su hazaña se engrandeció y deformó de modo exagerado por las idealizaciones personales de quienes fueron encargándose de transmitir los hechos.
Agustina había nacido en la parroquia de Santa María del Mar, de la ciudad de Barcelona, el 4 de marzo de 1786. El párroco Ramón Albert y Juliana nos dejó constancia de su Bautismo, en el correspondiente libro de Nacidos, y que dice:
«6 de marzo de 1786
En dicho día, mes y año he bautizado a Agustina Raymunda María, hija legítima de Pedro Juan Saragossa, obrero, y de Raymunda Doménech, cónyuges. Fueron sus padrinos Juan Altarriba, armero, y Agustina Vilumara, mujer del padrino. Les instruí de las obligaciones que contraen. Ramón Albert y Juliana, presbítero Subvicario.»
Sus padres se habían casado el 8 de agosto de 1772 y eran leridanos, del pueblo payés de Fulleda, se llamaban Pedro Juan Francisco Ramón Saragossa Labastida y Raimunda Doménech Gasull. Sus padres buscando mejorar su situación, agravada con la llegada de los hijos, marcharon a residir y trabajar en Barcelona. Cuando Agustina no contaba más allá de diecisiete años, el 16 de abril de 1803, contrajo matrimonio con un joven, Juan Roca Vilaseca, natural de Masanet de Cabrenys, partido judicial de Figueras, el idílico lugar conocido como «La Selva», en Gerona; y a la sazón Cabo 2º del Primer Regimiento del Real Cuerpo de Artillería, destinado en la guarnición de Barcelona.
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